RUMORES
LOS RUMORES
Muchas veces cometemos el grave error de escuchar los rumores que otras personas generan sobre nosotros, tal vez se escuchan como quien espera palabras alentadoras, o peor aún: simplemente por curiosidad, para saber qué dicen sobre nosotros; sin embargo, debemos saber que la gente siempre va a conseguir motivos para hablar, ya sea para bien o para mal, pero seamos realistas, por lo general hablarán lo malo
Entonces ¿qué hacer?, simple, los rumores hay que dejarlos correr, que sigan su cauce como agua que baja por las montañas cuando llueve y recorre las avenidas. Si somos observadores nos daremos cuenta que esta agua hace el bien, puesto que nutre las plantas y sirve de beberedo para algunos animalitos, pero si esta agua, que en efecto es muy beneficiosa, no sigue su cauce y permanece retenida y se empoza, comenzará a hacer una función que nos perjudicará como sociedad.
Por consiguiente, así como el agua estancada no es útil, así son las palabras falsas que
otras personas dicen acerca de nosotros, no debemos quedarnos con esas palabras
en nuestra mente y alma, hay que dejar que sigan su cauce. “A las palabras necias,
oídos sordos”, reza un refrán popular; no hay que escucharlos y menos
desgastarnos con comentarios negativos que vienen de personas que no tienen un
sentido de vida, que sienten que la única manera de resaltar es hablando mal de
los demás; esta gente generan rumores porque sienten que la vida es injusta con ellos, a veces se sienten jueces, o simplemente no tienen nada útil que ofrecer.
También debemos aprender, que las personas que se encargan de hacer rumores, no les interesa que les aclaremos alguna situación o le digamos quiénes somos, porque si fuese así, se hubieran acercado a hablar con usted, pero no, simplemente el interés de estas personas es otro; así que no malgaste su tiempo averiguando lo que otros hablan de usted, rompa la cadena y que sea tu actitud la que hable por ti.
También debemos aprender, que las personas que se encargan de hacer rumores, no les interesa que les aclaremos alguna situación o le digamos quiénes somos, porque si fuese así, se hubieran acercado a hablar con usted, pero no, simplemente el interés de estas personas es otro; así que no malgaste su tiempo averiguando lo que otros hablan de usted, rompa la cadena y que sea tu actitud la que hable por ti.
Pobre es aquel
que se dedica a dañar a los demás, así que cierra tus oídos y continúa
transitando en el éxito
¡Que digan, que hablen, que de mi éxito solo Dios sabe!
¡Que digan, que hablen, que de mi éxito solo Dios sabe!
@nancyfarias1
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Estoy de acuerdo. Sin embargo, primero debes trabajar sobre el dominio de la mente, de los pensamientos... pues si no tienes control sobre ellos no puedes impornerles tu voluntad de ''a qué hacer caso ó como seguir por el camino del desapego emocional a ciertas situaciones''
ResponderEliminarSólo un animal domado (en éste caso la mente) puede hacer lo que su dueño le pida.
Si Walter, además, hay que trabajar en el autoestima, autoconcepto y autoaceptación para que deje de importar la opinión de otras personas.
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