POR QUÉ EXISTEN LOS PREJUICIOS PERSONALES
POR QUÉ EXISTEN LOS PREJUICIOS PERSONALES
Parece
que es muy común que los seres humanos utilicen adjetivos calificativos sobre
personas que ni siquiera conocen; escuchamos a otras que se encargan de señalar
a gente sin darse la oportunidad de saber quiénes son,
emitiendo juicios a priori con mucha facilidad diciendo si es buena o mala, tan
solo porque actúan diferente a sus parámetros, convicciones o manera de pensar.
El
problema de esto es que no solo dicen si es buena y mala, sino que va más allá
y expresan frases que pueden causar dolor o peor aun dañar la reputación de otras personas; porque es la manera en que deben justificar la violencia en sus comentarios y el miedo
que sienten hacia el que es diferente.
Las
personas que suelen dejarse llevar por los prejuicios hacen clasificaciones y
agrupan a otros según sus parámetros. Pero sabias ¿por qué suelen hacer esto?
Resulta que a los seres humanos se les hace fácil juzgar al otro porque nuestro cerebro tiene un favoritismo inconsciente de lo que se parece a nosotros, y pasa a temerle a lo que cree que es diferente. Muchas veces caemos en el juego de los prejuicios y dañamos a quién no lo merece.
Resulta que a los seres humanos se les hace fácil juzgar al otro porque nuestro cerebro tiene un favoritismo inconsciente de lo que se parece a nosotros, y pasa a temerle a lo que cree que es diferente. Muchas veces caemos en el juego de los prejuicios y dañamos a quién no lo merece.
La
neurobiología que por años ha estudiado cómo se originan los conflictos, ha
demostrado que el cerebro crea prejuicios, lo llaman: sesgos cognitivos, que son
vías rápidas que tiene el cerebro para adquirir información, sin embargo aquí
debemos aclarar de dónde sale esa información, pues déjenme explicarle que está
en el cerebro, aflora de lo que nosotros tenemos almacenado, de nuestras
experiencias, de nuestras vivencias, y con esos datos juzgan ferozmente otras personas. Lo que me recuerda a un antiguo
texto bíblico que dice: de la abundancia de la boca, habla el corazón
Nuestro
cerebro emocional se equivoca en contra de una persona o sociedades enteras, y es allí donde “la razón”
debe hacer equilibrio.
Lo ideal es conocer a las persona ante de
juzgarlas, comunicarse, buscar información, es la única herramienta que tenemos
para dejar caer el velo que hace que juzgues
No
podemos anular nuestro cerebro emocional, lo necesitamos, estamos vivos gracias
a él, pero puedes usar la razón para que esta te guie, la próxima vez que escuches
a otra persona hablando mal de alguien, recuerde que lo hace en base a lo que
él tiene almacenado en el cerebro, usa la razón y no te dejes contaminar por
opiniones ajenas.
© DERECHOS DE AUTOR
@Nancyfarias1
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